27.1.13

Qué impertinente manera del volver

He salido a la calle sin piel que me cubra, nos cuenta Martha, a la vista de todos y sin embargo oculta en mi desnudez, una brutal manera de desaparecer. Escribir para desaparecer, desaparecer al cuerpo que busca desesperadamente disminuir la fiebre de sentir, de romper un nexo oculto entre lo que se es y lo que se va siendo. Desaparecer es, como diría Pessoa, el arte que alivia de la Vida sin aliviar de vivir, que es tan monótono como la misma Vida, pero sólo en un sitio diferente. Hacernos invisibles entre el aire que va estriándose sobre un desierto apenas percibido por una luna inquieta y temblorosa. Salir a la calle desnuda sólo sintiéndonos examinados por las arrugas humeantes de la noche: Desde los peldaños podíamos desfigurar o transformar lo que alcanzáramos a ver, torciendo a nuestro antojo, creyendo realmente que todo cambiaba apenas señaláramos con el dedo y pronunciáramos las palabras necesarias. ¿Cuáles son las palabras necesarias? Intuyo que aquellas que, de alguna manera, muestran los confines del propio cuerpo en el otro cuerpo donde, en azar inconstante, nos vaciamos y nos llenamos siempre de las mismas cosas siempre. Martha Durán