He llegado desde muy lejos, no se de donde vengo, pero
recuerdo que tomé una maleta, siendo yo nada, sin forma, ni color, metí mi
esencia en esa maleta, la llené de manías, de defectos, de todos mis complejos.
Aquí llevo mi maleta, todos los días conmigo, y cada día se hace más pesada. Y
espero el momento de tomarla e irme muy lejos, recorrer caminos, sentir el
cansancio, sentir la soledad, y cuando me canse de mi soledad también meterla
en esa maleta, nadar en mares interminables, ahogarme entre mis propios pensamientos
hasta encontrar ese lugar donde deba desprenderme de ella. Y un día regresaré
sin mis pesares, sin mis cúmulos de naturaleza humana. Porque sólo el que
regresa es el que viaja y el que no regresa es por que se acostumbró a cargar
su maleta.